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La vida en Siria es trágica. Una guerra civil interminable y en la que influyen distintos intereses, viene derramando sangre, lágrimas y desesperanza. Jouma es una de las tantas personas inocentes que se ven involucrados en la catástrofe humana en este país del Medio Oriente.
A los tres años, el bus en que viajaba junto a su familia fue el blanco de un ataque aéreo, y quedó completamente ciego. Las heridas han sido profundas en su rostro, y cada vez que se abren, la sangre sale mezclada con vidrios que se desprenden de a pocos. Su padre también se vio afectado: perdió varios dedos de los pies y ahora padece amnesia.
Hoy Jouma tiene cuatro años y vive en Líbano, un país vecino de Siria. En un barrio pobre de Beirut, capital de su nuevo país, el pequeño vive el día junto a sus padres. La familia intenta salir adelante en medio de la tragedia, pero sin dudas son heridas que marcarán su futuro.
A pesar de tener el rostro desfigurado y casi sin expresión, Jouma saca a relucir su faceta divertida.
