​Situación en prisión brasileña “está fuera de control”
​Situación en prisión brasileña “está fuera de control”

La situación en la prisión de, está "fuera de control" tras el nuevo enfrentamiento entre presos de bandas rivales, admitió hoy el gobernador del estado de Río Grande do Norte, Robinson Faria.

El gobernador adelantó que ha pedido al Gobierno federal el envío de efectivos de las fuerzas armadas hoy mismo para tratar de frenar la "guerra" desatada en Alcaçuz, "tomada" por los reclusos desde el sábado. Se trata de la mayor cárcel de la ciudad brasileña de Natal (noreste del país).

"Están prendiendo fuego a los autobuses como represalia por la separación de las facciones en los presidios. La situación es mucho más grave que ayer. Necesitamos de un socorro inmediato", dijo hoy Faria en declaraciones a la emisora local CBN.

Los incidentes en la prisión de Alcaçuz comenzaron el sábado, cuando murieron 26 reclusos, en su mayoría integrantes de la facción Sindicato do Crime de Río Grande do Norte (SDC), por orden del Primer Comando de la Capital (PCC), dos organizaciones criminales enfrentadas.

Aunque la Policía accedió anoche al penal y las autoridades ordenaron el traslado de 200 presos para acabar con la violencia, los enfrentamientos continuaron hoy y las autoridades admiten que se han producido víctimas, aunque aún no ha facilitado datos concretos.

Según imágenes aéreas tomadas por cadenas locales de televisión, los presos estaban separados por una barricada levantada con colchones y maderas en el patio de la cárcel, pero un grupo de reclusos la tumbó y comenzó una batalla campal.

En el enfrentamiento, la Policía intentó contener disparando balas de goma y gases lacrimógenos desde las casetas de control.

Varias personas resultaron heridas y tuvieron que ser trasladas en carretas por otros reos de Alcaçuz, que desde 2015 tiene varias celdas sin puertas después de una rebelión.

La guerra entre las organizaciones criminales llegó esta madrugada a las calles de varias ciudades de Río Grande do Norte con una ola de ataques a autobuses y comisarías.

El gobernador Faria, que dijo esta semana que si la Policía entraba en la prisión podría repetirse el episodio de Carandirú -donde en 1992 murieron 111 presos, la mayoría por disparos de agentes-, confía ahora en la acción de las fuerzas armadas para garantizar la seguridad en las calles y de la policía para acabar con la guerra en Alcaçuz.  

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