Ante los cuestionamientos internacionales y la presión de la oposición,  renunció este domingo a la presidencia de  tras 13 años en el poder, denunciando un golpe de estado y desatando, de esta forma, un caos social en La Paz que trajo consigo violentos enfrentamientos, incendios y locales destrozados.

La incertidumbre y la polarización se ha apoderado de las calles bolivianas, y la madrugada del lunes las tensiones en la ciudadanía han agudizado el accionar violento. Por el momento, se desconoce quién sucederá en el cargo a Morales, que anunció su renuncia junto a su vicepresidente y otros aliados del gobierno.

Incluso se llegaron a incendiar propiedades. Waldo Albarracin, figura consolidada en la oposición, denunció en su cuenta de twitter que su casa había sido incendiada por seguidores del que gobernara Bolivia desde el 2006.

Opositores también llegaron hasta la casa de Evo Morales para realizar grafitis en su contra.

La ley boliviana indica que, ante la ausencia del presidente y el vicepresidente, el jefe del Senado debe asumir provisionalmente el poder en el país. Sin embargo, la presidente de ese poder del estado, Adriana Salvatierra, también tomó la decisión de dimitir ayer domindo por la tarde.

La presión internacional influyó en la decisión de Morales. La Organización de Estados Americanos (OEA) dijo este domigno que las elecciones del 20 de octubre que permitieron la reelección del líder indígena evidenciaron "manipulaciones claras". Por ello, la importante entidad recomendó llevar a cabo una nueva votación. 

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