A pesar de la decisión del presidente estadounidense, Donald Trump, de no proporcionar misiles Tomahawk a Ucrania de momento y de su plan de reunirse en Budapest con el líder ruso, Vladímir Putin, Kiev, sin ver cumplidas sus expectativas, confía en las mejoradas relaciones con Washington para intensificar la presión sobre Moscú para lograr un alto el fuego.
Noticias desagradables
“La reunión no fue ni un fracaso ni una victoria para Ucrania”, declaró a EFE Volodímir Dubovik, profesor de Relaciones Internacionales de la Universidad Mechnikov de Odesa, al reflexionar sobre la reunión del viernes en la Casa Blanca entre Trump y el presidente ucraniano, Volodímir Zelenski.
Por un lado, señala Dubovik, la reunión trajo noticias negativas sobre la esperada entrega de misiles Tomahawk a Ucrania. Los Tomahawk, solicitados por el presidente Zelenski, potenciarían la campaña de ataques de largo alcance de Ucrania contra las instalaciones de producción militar y el sector petrolero rusos, en un intento de privar a Moscú de los recursos para continuar la guerra y obligarle a entablar negociaciones verdaderas.
“Al parecer, Trump planea seguir utilizando la amenaza de los Tomahawk como un ‘látigo’, un instrumento de influencia sobre Putin”, explicó Dubovik.
La noticia de una prevista cumbre entre Trump y Putin en Budapest también tomó por sorpresa a Kiev.
Hasta ahora, la situación beneficia a Putin, que está interesado en evitar cualquier paso real por parte de Estados Unidos, señaló el analista político Vitali Portnikov en una valoración en su canal de YouTube con casi un millón de suscriptores.
Cualquier retraso en el aumento de la presión contra Rusia beneficia a sus fuerzas, que mantienen una elevada presión en el frente y atacan el sistema energético de Ucrania a diario, con el objetivo de dejar a millones de personas sin electricidad, gas y calefacción durante el invierno.
Los aspectos positivos
A pesar de estos retos, la reunión supuso una mejora significativa en las relaciones entre Trump y Zelenski, tensas tras un crispado encuentro en febrero. “Ahora hay una energía más positiva, una ‘química’ entre ellos”, señaló Dubovik.
En continuidad con la comunicación cautelosa y complementaria que Kiev ha estado empleando en los últimos meses, Zelenski calificó las conversaciones de “sustantivas” y capaces de “acercar realmente el fin de esta guerra”, al tiempo que subrayó que Ucrania espera de Estados Unidos que aumente la presión sobre Rusia.
Es importante destacar, enfatizó Dubovik, que Trump no ha abandonado por completo el “proceso de paz”. Ucrania sigue recibiendo armas estadounidenses a través de la OTAN, y Washington apoya los ataques de Kiev contra objetivos rusos, al tiempo que presiona a países como la India para que reduzcan sus compras de petróleo ruso.
Serguí Sidorenko, editor del periódico digital Yevropeiska Pravda, también cree que Estados Unidos nunca consideró seriamente suministrar misiles Tomahawk, sino que utilizó esa posibilidad únicamente para presionar a Moscú.
“Kiev no pierde la esperanza de que, si Putin se niega a negociar, Trump cruce esa línea roja y proporcione a Ucrania misiles de largo alcance”, señaló, sin embargo.
Momento crucial
“Trump le dio a Putin una última oportunidad para parar”, argumenta el coronel Andrí Kovalenko, del Consejo de Seguridad Nacional y Defensa de Ucrania, al señalar que Ucrania y Estados Unidos tienen una posición común sobre la necesidad de detener las hostilidades antes de discutir un acuerdo a largo plazo.
“Trump lo dejó claro: o Putin hace lo que él dice, o Estados Unidos arma a Ucrania. En Budapest, tenemos la oportunidad de obligar a Putin a un alto el fuego y detener la guerra”, escribió en Telegram.
El hecho de que Putin haya aceptado reunirse con Trump es una señal de que Moscú teme verdaderamente los Tomahawk, con su economía “al borde del colapso”, argumentó.
India ya está reduciendo las compras de petróleo ruso y Europa no se echa atrás, al considerar el apoyo a Ucrania su “necesidad estratégica”, subrayó Kovalenko.
Un futuro incierto
Incluso si se logra un alto el fuego, Ucrania se mantiene cautelosa, dado que Moscú tiene previsto reforzar significativamente su ejército en los próximos años.
Kiev insiste en la necesidad de garantías de seguridad reales, también por parte de Estados Unidos, contra una posible repetición de la invasión, pero su mecanismo sigue sin estar claro hasta el momento.
Si Putin finalmente cede y detiene las hostilidades, Ucrania podría enfrentarse una vez más a la presión conjunta de Estados Unidos y Rusia de aceptar demandas desfavorables, sin certeza de que Europa la respalde firmemente, advirtió también Portnikov.
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