Los recientes resultados de las encuestas en EE.UU. camino a las elecciones del 3 de noviembre de este año en que será elegido el cuadragésimo sexto presidente de su historia, dan muy por delante al demócrata Joe Biden -14 punto de diferencia- respecto de su rival, el mandatario Donald Trump que debe hallarse más desesperado que nunca. Con todo lo anterior, lo que no debe hacer Biden -que se le ve bastante relajado-, es cantar victoria porque faltando menos de 5 meses para el escrutinio, muchas cosas pueden pasar. El propio Trump era favorito indiscutible antes de la pandemia y hasta se decía que la Convención Demócrata -que se realizará del 17 al 20 de agosto en Milwaukee-, en que suele nominarse formalmente al candidato a las elecciones presidenciales, realmente era solo un acto protocolar, porque no iban a poder doblegar al fortísimo mandatario estadounidense. En política nadie es ganador o perdedor hasta que los hechos se den por consumados. Trump me parece mucho más astuto que Biden y durante el debate que sostendrán un poco más adelante, el actual inquilino de la Casa Blanca, buscará remontar los resultados. El vicepresidente de los EE.UU. durante la administración del demócrata Barack Obama, no tiene la carga de la crisis por la pandemia que ha menoscabado a Trump, eso es verdad, pero las veces que ha tenido participaciones públicas, no le ha ido tan bien, por lo que, cuanto menos hable, hasta cuando llegue el esperado encuentro con su rival (29 de setiembre, en Indiana), será mejor para él. Si Biden ganara las elecciones, sería más por los reproches al actual jefe de Estado que por sus contadas virtudes políticas.

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