Reactivos como siempre, recién alertamos de la presencia de una flota pesquera china, ubicada a 230 millas de la costa peruana, a la altura de Pisco (Fuera del Mar de Grau: 200 millas), cuando era ampliamente conocido que hace un mes se encontraban cerca de Galápagos, en Ecuador, en ruta hacia el sur. Las cerca de 300 embarcaciones extranjeras no están surcando por vocación científica y mucho menos turística. Están pescando y como lo hacen fuera del límite exterior del Dominio Marítimo del Perú -se mide desde las líneas o puntos de base en la orilla del mar hasta la distancia de 200 millas en dirección mar adentro-, dizque poco o nada podemos hacer por encontrarse en aguas internacionales (Alta Mar, conforme la Convención del Mar de 1982). Nada de lo anterior sucedería si fuéramos parte de la Convemar, una decisión pendiente desde hace 38 años. Es verdad que la pesca fuera de la milla 200 -mayoritariamente de calamar gigante (Pota)-, no viola stricto sensu nuestra soberanía marítima pero también lo es que seríamos muy cándidos si creyéramos que solamente explotan la biomasa hallada fuera de nuestro mar. No necesitan hacerlo pues los peces no saben de límites y se movilizan ingresando y saliendo de las 200 millas; y, sin necesidad de ello, las embarcaciones extranjeras pueden hallarse dentro del Mar de Grau depredando nuestros recursos ictiológicos camufladas en la libertad de navegación consagrada en la Convemar (Art. 58) y en la Constitución (Art. 54), pues sin recursos tecnológicos para la inspección marítima o aérea permanente a lo largo y ancho de las 200 millas, las naves foráneas fácilmente desactivan su GPS y se ven liberadas de cualquier rastreo. Frente a esta realidad ¿Podemos hacernos respetar con la Constitución de 1993?: ¡No! y menos en la milla 201. Los Estados de las naves depredadoras nos llevarán al Tribunal Internacional del Derecho del Mar -de la Convemar- del que tampoco somos parte. Finalmente, el Alta Mar ya dejó de ser mar de todos y mar de nadie. El Acuerdo de Nueva York (1994) sobre poblaciones de peces transzonales y altamente migratorios, lo regula. ¡38 años sin velar por los intereses marítimos del Perú!.