Desde hace un buen tiempo vengo afirmando que desde el 2015 al 2019 se precarizó la Carrera Pública Magisterial, basada en la “meritocracia”. Y es que observando su evolución y ejecución a lo largo del tiempo se debilitó el nombramiento y los ascensos al aplicar pruebas nacionales que privilegiaban el “razonamiento matemático y verbal en la prueba nacional” y rubricas imprecisas y volubles de evaluación a nivel institucional que no necesariamente verificaban la calidad de la docencia Pública.
En el caso del ingreso, entre el 2015 y 2019, únicamente el 4.4 % como promedio de los docentes postulantes logró ser nombrado. En cuanto a los ascensos, su número es aceptable, aunque en las últimas plazas del escalafón el número es muy precario. Por ejemplo: 3% de docentes en la sexta, 0.3 % en la séptima y 0.004 % en la octava escala magisterial ( MEF, Minedu. Vexler/ Gobierno Educativo, CNE).No hay que olvidar que a esta situación se agrega que el 2020, 2021, 2022 no hubo evaluaciones. Actualmente “el 53% de docentes está en la carrera y 47% son contratados” Sin embargo, creo que el 2023 hay un intenso programa para fortalecer la carrera docente. Es así que para el nombramiento 2022- 2023 se presentaron alrededor de 320 mil estando cerca de 130 mil listos para su pronta evaluación institucional. Más de 100 mil se presentaron al ascenso habiendo logrado su objetivo casi 40 mil. Igualmente, está por concluir el concurso de directores y especialistas donde intervienen 54 mil maestros. Como vemos, actualmente, se está optimizando la meritocracia magisterial, por supuesto, teniendo cuidado de utilizar instrumentos de evaluación que midan la calidad docente. “Insisto es urgente que el Congreso apruebe una Ley para que los nombramientos sean anuales al 2030″. Logremos mínimo que el 80 % sea nombrado y no más del 20% contratado.