En las horas previas a la Navidad, la Superintendencia Nacional de Educación Superior Universitaria (Sunedu) ha asestado un duro golpe a la estafa y la sinvergüencería al negar el licenciamiento a la Universidad Alas Peruana, que cuenta con 65 mil 78 alumnos repartidos en 17 filiales a nivel nacional, los cuales han venido siendo víctimas de un vil engaño por parte de gente dedicada a entregar títulos profesionales de poco valor a cambio de dinero.

Lamentablemente con esta dura pero muy necesaria medida, los más perjudicados serán los alumnos y sus padres que han venido esforzándose por pagar a una universidad que, a juzgar por la evaluación efectuada en los últimos dos años, jamás debió entrar en funciones, pues no fue capaz de cumplir con el plan de adecuación que propuso para alcanzar las Condiciones Básicas de Calidad (CBC) que establece la Ley Universitaria. Un desastre.

La Universidad Alas Peruanas se suma a Telesup, Garcilaso de la Vega y otras 31 que están en proceso de cierre, luego de haberse dedicado a engañar a miles de jóvenes que soñaban con tener un título profesional. Bien que se les haya negado el licenciamiento por parte de la Sunedu. Pero, ¿quién responde por los años y hasta décadas que el Estado les permitió operar, incluso en garajes de casas particulares y en aulas de tripley? La estafa había sido institucionalizada.

Si vamos un poco más allá, habría que analizar también el daño que estas penosas universidades de fantasía han hecho al país al lanzar al sector público y privado, durante muchos años, a profesionales formados sin el rigor necesario para ser al menos competitivos, salvo las excepciones que suelen existir. Solo en el caso de la Universidad Alas Peruana tenemos 80 mil 946 graduados, incluso con el grado académico de doctor.

Hoy queda atender a los alumnos que se están quedando en el aire tras las medidas dispuestas por Sunedu, al menos a los de pregrado, que son los más vulnerables.

No se trata de populismo ni de demagogia, sino de que el Estado asuma, en cierta forma, su responsabilidad por haber dejado actuar a tanto mercader de la

educación, y facilite que los alumnos estafados sean recolocados en universidades ya licenciadas, a fin de que puedan seguir con sus carreras.

Solo en el caso de la Universidad Alas Peruana tenemos 80 mil 946 graduados, incluso con el grado académico de doctor.

TAGS RELACIONADOS