Richard Nixon (1913-1994) ha sido uno de los más importantes presidentes (1969-1974) en la historia de los Estados Unidos de América. Más allá de que el sonado caso del Watergate lo llevó a renunciar en 1974 antes de que el Senado lo destituyera, luego de comprobarse que estaba detrás del aparato tramado para que fueran escuchadas las conversaciones de los demócratas en su bastión político, Nixon marco un hito para la historia de la política internacional de su país. Lo voy a explicar. La mayor preocupación para el presidente republicano, solamente derrotado en las elecciones de 1960 por el carismático John F. Kennedy que lo tumbó en un extraordinario debate electoral, fue acabar con el mundo bipolar y, en consecuencia, con la entonces Unión Soviética. Nixon, como hoy Donald Trump, quería ver a su país consumado como el hegemón del planeta. Su migraña política fue curada gracias a Henry Kissinger, secretario de Estado que le propuso -cuando aún consejero de seguridad nacional- para lograrlo, que el mandatario realice un viaje a China. Un día como hoy lo hizo y por 7 días. Kissinger, que se había adelantado hasta Pekín secretamente, todo lo había preparado y previsto. Nixon fue recibido como un Dios y por tanto en olor a multitud. Ese día como hoy, en 1972, Nixon despojó a la Unión Soviética en el estatus de ser llamada la otra potencia del globo, en realidad de la mitad del mundo. Había empoderado a China en la geopolíticamente estratégica región asiática, un monopolio ruso durante toda la denominada Guerra Fría (1945-1989). Nixon luego comprendería el plan del cerebral Kissinger: divide y reinarás. La otra mitad del mundo -el Asia- tenía en China a otro actor relevante en el sistema internacional quitándole protagonismo a Moscú. Washington negoció el ingreso de la República Popular China en el Consejo de Seguridad y se deshizo de Taiwán, confirmando que entre Estados no hay amigos sino solo intereses. Lo que seguiría es historia conocida. El desmembramiento y decadencia de la otrora poderosa Unión de las Repúblicas Socialistas Soviéticas - U.R.S.S., se produjo en los ochenta pero fue gestada en los setenta. Eso pasa cuando los jefes de Estado cuentan con asesores de fuste. Por eso Nixon fue un estadista.