Escribo esta columna desde Santiago de Chile. Ayer se cumplieron 8 años del fallo de la Corte Internacional de Justicia. Reitero que su sentencia fue una victoria jurídica para el Perú porque acabó con el límite de facto chileno por el paralelo hasta la milla 200. El autor de la tesis de la equidad por el método de la línea media fue el embajador Alfonso Arias-Schreiber Pezet. No citarlo sería una mezquindad. Por esa época, me entregó a mano, el primer mapa que hizo y que contará en adelante el Perú sobre cómo deberían ser los límites marítimos con Chile. El autor de la llave maestra que nos permitió llevar a Chile ante la CIJ, fue el embajador Luis Solari Tudela. Nadie había reparado que el “Pacto de Bogotá” de 1948, establecía en su Artículo XXXI que los firmantes – entre ellos, Perú y Chile- se obligaron a arreglar sus controversias en la CIJ. Luego de exponer su notable descubrimiento en la Facultad de Derecho a mi cargo, a las pocas semanas murió (2013) sin que hasta ahora sea reconocida su hazaña. La sustanciación de la controversia la hizo el embajador Manuel Rodríguez Cuadros. Cuando canciller pidió informes a connotados juristas extranjeros y duchos litigantes ante la CIJ –los leí-, varios de ellos luego fueron incorporados al Equipo. Faltó la fundamentación histórica del injusto, pero el Equipo la descartó en la errada idea de que la Corte nos creería revanchistas cuando era el  momento para explicarle al tribunal por qué limitamos con Chile cuando no lo fuimos en el inicio de nuestras vidas independientes. Este vacío privilegió la costumbre regional -por las multas que pagaban nuestros pescadores- siguiendo la proyección del paralelo que pasa por el Hito N° 1 y que la Corte concluyó con su sentencia de límites por acuerdo tácito y terminando de convencerse por el Memorándum Bákula que nos liquidó al referir la preexistencia de un acuerdo al pedir “la delimitación formal y definitiva”. Chile debe adecuar su cartografía marítima al fallo e inscribir con Perú en la ONU el punto exacto del límite marítimo ubicado por los dos países conforme la sentencia. Perú tiene un gobierno del pueblo y Chile pronto tendrá otro de izquierda, que serían casi lo mismo. Convendría esta circunstancia política democrática para sellar tareas y para bregar por una mayor integración bilateral.