Siempre que veo a alguien tirando basura a la vía pública pienso que tenemos un serio problema. Yo lo llamaría la inexistencia de un “sentido de pertenencia”. Es que uno cuida lo que es suyo. ¿Botarías una cáscara de mandarina en el piso de tu sala? No lo creo. Pero las personas lo hacen tranquilamente en la calle porque es de todos. Y si es de todos, no es de nadie… si uno no se siente “parte de”, entonces, ¿qué le importa?

Mañana la mayoría de peruanos podremos transitar libremente (algunas horas del día), y este “sentido de pertenencia” jugará un rol esencial para determinar el camino que tomará la pandemia en nuestro país en los próximos meses. El gobierno nos ha tenido en casa por meses -pasivamente esperando-. Ahora nos está devolviendo -si bien parcialmente-, nuestra libertad.

Pero la libertad no es la ausencia de responsabilidad. En este caso en particular, la libertad que se nos otorga desde mañana, implica para cada uno de nosotros la necesidad de comprometernos a cuidar la salud del otro. Para eso, el sentido de pertenencia es esencial. A mí me tiene que importar cuidar tu salud, aunque no te conozca, porque ambos formamos parte de la misma alianza. Ambos estamos luchando juntos por el mismo objetivo, y eso nos une.

La libertad viene con responsabilidad. En el contexto de hoy, tenemos la responsabilidad de tener la plena consciencia de que seguimos en la lucha contra una pandemia que aún no está controlada. Ese hecho tan simple debe guiar nuestra manera de razonar durante los siguientes meses.

Básicamente, cada acción que yo tome debe estar orientada a cuidarme a mí, y, en consecuencia, en cuidarte a ti. Y viceversa.

Todos ejerzamos nuestras libertades con responsabilidad y estaremos bien encaminados. De lo contrario, lo peor todavía estará por venir.

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