El mundo está en vilo luego que Estados Unidos realizara un operativo militar para darle muerte al general iraní Qassem Suleimani y la posterior respuesta bélica de Irán contra bases norteamericanas en Irak. Sin embargo, el presidente estadounidense Donald Trump puso paños fríos en su discurso de ayer y se mostró complacido que no haya habido bajas en el ataque a su Ejército. “La población de nuestro país debe estar extremadamente feliz, agradecida”, dijo Trump, en claro mensaje de victoria. Su gesto tiene que ver con proyectar tranquilidad y optimismo en estos tiempos, pero principalmente es la actitud de un Gobierno que se ha trazado a sí mismo el objetivo de no darle tregua al terrorismo mundial.

Es lógico que en esta tarea, el Jefe de Estado tiene la imperiosa necesidad de unir fuerzas en su propio país. Para ello debe generar un discurso poderoso en favor de un mundo mejor y sin violencia, para sumar adhesiones y unificar criterios. Trump ya dijo que tiene misiles letales y rápidos y ya se construyen misiles hipersónicos. “Pero eso no significa que tengamos que usarlos. Nosotros no queremos utilizarlos”, añadió, en claro afán de mantener la prudencia. De pronto, por la presión del Congreso de Estados Unidos que hoy votará una resolución para limitar las acciones militares de su país en Irán.

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