¿Qué pudo pasar por la mente de Pedro Castillo para que nombre como ministro de Defensa a alguien que fue candidato a la vicepresidencia de la República de un partido conocido por defender y buscar la libertad de un preso por asesinar policías?

De la seguidilla de malos nombramientos en los ministerios hemos dado cuenta hasta la saciedad, pero lo que Castillo hizo al designar a Daniel Barragán Coloma a cargo del sector Defensa solo puede ser tomado como una afrenta a las Fuerzas Armadas y, cómo no, a la Policía Nacional del Perú que viene siendo groseramente manoseada por este gobierno.

El señor Barragán Coloma puede tener todos los méritos profesionales para ocupar el puesto, pero lo descalifica el haber compartido la plancha presidencial del partido cuyo único fin era lograr la libertad del asesino de policías Antauro Humala.

Horas antes de hacer esta designación Pedro Castillo dio un discurso, en la ceremonia por el Día de las Fuerzas Armadas, donde hizo un llamado para que haya unidad entre las fuerzas políticas “sin rencillas ni acusaciones”.

El presidente no practica lo que predica, sino que hace todo lo posible para agudizar la polarización pues parece que, en la crisis, gana tiempo para tapar las pesquisas en su contra.

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