En su afán de jugarse el todo por el todo contra el Ejecutivo, el presidente del Congreso, Manuel Merino de Lama, arremetió con ligereza contra la prensa peruana. Cuando tenía la gran responsabilidad de elevar el debate sobre la actual crisis política, lo rebajó. Decir que “el Gobierno está utilizando el aparato del Estado y los accesos que tiene en los medios de comunicación para pretender golpear al Congreso, al presidente del Legislativo y las bancadas políticas” no solo es temerario, sino también es faltar a la verdad. Si insiste en asegurar ello, lo mínimo que le pedimos es que diga a qué medios se refiere.

En las graves circunstancias por las que atravesamos los peruanos, lo más dañino es la confrontación con falsos argumentos. Sin un predicamento de los deberes, sin cumplir con lo  que  se enarbola y sin plena conciencia de la importancia del consenso no se podrá fortalecer la gobernabilidad y, peor aún, no se podrá hacer avanzar al país para superar esta crisis. Hasta ahora los llamados para encontrar el camino de la coordinación y del acuerdo siguen cayendo en oídos sordos.

Los medios de comunicación cumplimos con nuestra labor de puntualizar los errores de uno u otro lado. Y pese a las menciones injuriosas, seguiremos diciendo que es reprochable que los políticos no solo no resuelvan los dramáticos problemas de la salud y economía del país, sino que los agraven.