En 1821 se proclamó nuestra independencia y libertad, y para realzar este acontecimiento se desarrollarán diversas actividades patrióticas; una de ellas es la “exposición detallada de la situación de la República y las mejoras y reformas” que se juzgue “necesarias y convenientes para su consideración por el Congreso”, y –como es usual– tendrá loas y reproches.
Mensaje importante, aunque lo gravitante es que estaremos a un año de la asunción de un gobierno que elegiremos en poco más de ocho meses; y si no cumplimos con nuestros deberes ciudadanos es probable que volvamos a escuchar la frase de “no me representa”. Y –en realidad– esa falta de representación podría repetirse si los dos candidatos que obtengan los primeros puestos no sumen un porcentaje relevante.
¿Tendremos cifras altas de ausentismo? ¿Seguiremos decidiendo el futuro del Perú a último momento con voto desinformado? ¿Votaremos por quien diga lo queremos escuchar antes de analizar capacidades? ¿Habrá “portátiles” felices por una bolsa de fideos? ¿Reincidiremos en votar irresponsablemente? Estamos a tiempo de sacudirnos esa indolencia de esclavo que iterativamente nos deja la resignación del “ni modo, será en el próximo gobierno” lamentándonos de tal o cual autoridad elegida.
Próximamente se cierra el plazo para solicitar la conformación y la inscripción de alianzas electorales. Si los partidos políticos no actúan conscientemente volveremos a tener una inmensa cantidad de candidatos, dificultando el voto informado.
Cualquiera sea el resultado de esta etapa, somos los ciudadanos quienes debemos optimizar nuestra votación, siendo críticos y cuidadosos en analizar la información para que acertemos en seleccionar al primer servidor del país que enrumbe al Perú al desarrollo ¡firme y feliz por la unión!