La izquierda habla de cerrar ciclos con la muerte de Abimael Guzmán y llama a la reflexión, pero eso es imposible, el Gobierno de Pedro Castillo está infestado de gente que reivindica y justifica la figura y acciones del más grande genocida de nuestra historia. Lo hemos visto en las primeras reacciones y también en los silencios largos del Ejecutivo que, obviamente, sabe que una condena al terrorismo, en este momento, resulta hipócrita de parte de ellos, ya que mantienen a Guido Bellido como premier y a Iber Maraví en el Ministerio de Trabajo, dos pro senderistas confesos.

Que el cabecilla de Sendero Luminoso haya muerto bajo el régimen de Castillo tiene una connotación especial, porque va a sacarle la careta a muchos políticos de izquierda que ahora fungen de funcionarios de alto nivel. Hoy vamos a poder ver de qué está hecho este Gobierno, si es que permite que el Movadef rinda homenaje a Guzmán. Lo que ocurra en los próximos días será fundamental, porque los seguidores del asesino camarada Gonzalo van a salir de sus madrigueras, los veremos defender y justificar al terrorismo desde un cargo en el Ejecutivo.

Por años hemos visto como la izquierda peruana viene construyendo su narrativa del “terruqueo”, para victimizarse y negar su pasado vinculado a grupos terroristas. Para ellos “terruquear” es enrostrarles en la cara que su ideología marxista, leninista y maoista engendró a los senderistas y emerretistas que bañaron en sangre a nuestro país. El terrorismo existe y los grupos fundamentalistas también, lo hemos visto hace 20 años en el atentado a las Torres Gemelas en EE.UU. y en el Perú con Sendero, quienes nieguen o busquen lavarles la cara a esos asesinos, son cómplices y merecen todo nuestro repudio.

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