Acuérdate, 'Chicho'...
Acuérdate, 'Chicho'...

Esta es una historia de la vida real: en el año 2000 el grupo Epensa relanzó en Lima el diario Correo. Tal fue su éxito que, meses después, El Comercio apostó por un nuevo periódico y creó Perú.21. La fórmula, que combinaba política y actualidad de manera ágil, atrajo miles de lectores. Como no podía ser de otra manera, en abril de 2002 el grupo La República quiso terciar y lanzó HOY, un diario orientado a competir con los dos primeros. Diagramación moderna, noticias de alcance nacional y una periodista talentosa como directora presagiaban una interesante competencia. Sin embargo, y solo un mes después de su promocionada salida al mercado, se dejó de publicar. Adiós HOY, hasta hoy.

¿Qué ocurrió? ¿Hubo acaso una 'concentración' de medios que conspiró contra esta aventura capitaneada por Gustavo 'Chicho' Mohme Seminario? ¿Las barreras de acceso hicieron naufragar este emprendimiento lanzado entre bombos y platillos? ¿Alguien maniobró tras bambalinas para acotar la inversión publicitaria y ahogar el proyecto? Nada de eso. Simple competencia. Oferta y demanda. Es decir, las mismas condiciones que hoy en día determinan el éxito o fracaso de un producto en la prensa peruana. Esta historia es fundamental para entender por qué, cuando le dicen a usted que hay un 'poder concentrado' que determina o podría determinar lo que lee, no le muestran la figura completa y, en ciertos casos, intentan confundirlo.

La asociación entre los grupos Epensa y El Comercio cumple con las leyes vigentes. Cada paso fue informado a las autoridades y aireado en diversos medios de comunicación independientes. E implica una sociedad entre dos grupos periodísticos que, en conjunto, venden el 78% de los diarios que se comercializan en el país. ¿Esto podría cambiar mañana? Por supuesto que sí, y usted tiene en sus manos la posibilidad de influir cada vez que se acerca a un kiosco de periódicos. En el Perú nadie se ha hecho del 78% de la capacidad de producir diarios, y ese es otro factor que se esconde cuando se intenta atraer el interés político para que interfiera en una relación que depende, exclusivamente, del gusto de los lectores.

Así, si a su criterio un medio escrito tergiversa la información, ello no justifica una intervención legal –como la que anuncian algunos, como Manuel Dammert, desde el Congreso- sino una valoración por parte de cada lector, lo que lo lleva a preferir o abandonar la compra de este. Hoy, la radio, TV e internet brindan al ciudadano la posibilidad de saber cuando un medio escrito pretende verle la cara. Ejemplos hay muchos y eso, más temprano que tarde, determina su vigencia. Sin embargo, y dado que hay quienes con todo derecho desean un debate, bienvenido este sea. HOY y siempre.