“Regreso a la municipalidad y todo se va a solucionar”, dijo ayer Daniel Marcelo, el alcalde de Trujillo que fue suspendido debido a la sentencia que recibió y que lo mantuvo durante de más de dos años en la clandestinidad. El Tribunal Constitucional ha anulado los fallos en su contra y por eso ha dicho ahora: “Agradecer a mi familia, mis hijos, mis padres y a algunos amigos que, con muchas limitaciones, han podido darme fuerza, porque no ha sido fácil la comunicación con ellos. En una situación tan difícil como la que me encontraba, el apoyo moral de ellos era fundamental”.

Marcelo ha quedado libre de polvo y paja, y hoy volverá a la Municipalidad de Trujillo. Tiene menos de un mes para sellar una gestión municipal que se ha tornado calamitosa luego de la derrota electoral de Alianza Para el Progreso, cuyo candidato perdedor fue José Ruiz, aquel que asumió la alcaldía, justamente, cuando Marcelo cayó en desgracia.

Es curioso. En la última campaña César Acuña y sus promotores zanjaron totalmente cualquier ligazón con la situación de Daniel Marcelo. Acuña deploró la actuación del apepista que ganó la alcaldía en 2018 y se sacudió de él. Claro, el líder apepista buscaba los votos de los no convencidos y todos le achacaban la corrupción de sus alfiles. ¿Ahora qué va a decir Acuña? ¿Se equivocó? ¿Se apresuró en sus apreciaciones?

Mientras eso pasa, Acuña disfruta del mundial en Qatar junto a sus hijos. Es su derecho, nadie se lo puede objetar. Pero se esperan pronunciamientos claros y concretos sobre este y otros temas que explotan en la víspera del inicio de su gestión como gobernador de La Libertad. ¿Llegará a bendecir a Marcelo o solo mirará desde la tribuna?

Lo que sí parece quedar claro es que Trujillo se ha convertido en una suerte de ciénaga en la que APP engendra personajes que libran un juego constante y lumpenesco en pos del poder.