En lo últimos 5 años, hemos tenido 5 presidentes y 3 congresos; La mayor parte de expresidentes han sido o están siendo procesados por actos de corrupción, al igual que muchos gobernadores regionales y autoridades municipales, que no fueron capaces de aprovechar el crecimiento económico para generar desarrollo y servicios públicos de calidad; algunas empresas privadas, coludidas con la coima en la obra pública; nuestra Institucionalidad, frágil, y un Ministerio Publico con pocos reflejos para garantizar una actuación transparente e imparcial ante diversos actos de corrupción. En apretado resumen: distintos gobiernos al mando de las riendas del país, sin generar confianza y verdadero desarrollo para todos los peruanos.

En el corto plazo, a poco más de 5 meses de “estrenado” el nuevo gobierno izquierdista radical en el Perú, hemos tenido dos presidentes de consejo de ministros, múltiples cambios de ministros de Estado; un cumulo de evidencia y sospecha de corrupción en la que están implicadas altas autoridades; ruleta de adjudicación de contratos públicos aparentemente truchos y hasta, se presume, con el conocimiento del mismísimo presidente de la Republica. La deuda pública subió de 27% a 35% del PBI y la inflación de 1,2% a casi 6%. Como si ello fuera poco, el MEF haciendo uso de múltiples Decretos de Urgencia para aumentar gasto público por encima de la ley de presupuesto. Frente a ello, la incapacidad del Estado de imponer orden a nivel nacional, de garantizar el libre tránsito y las actividades empresariales, sobre todo mineras (que son las que generan enormes cantidades de recursos a favor del país), y de ofrecer un clima de certidumbre jurídica, para atraer inversión privada de todo tamaño y generar empleo de calidad. La poca transparencia del jefe de Estado y su incapacidad de comprender que no es un reyezuelo ni un dictador que pueda actuar a su libre albedrío, sino que debe cumplir con dar cuenta a la ciudadanía sobre sus actos de gobierno, nos trae un balance poco optimista, la verdad.

Se va el 2021 y ello me lleva a recordar la reflexión sobre una “piedra”: …El distraído, tropezó. con ella; el violento, la utilizó como proyectil; el emprendedor, construyó con ella; el campesino, cansado, la utilizó de asiento; David, la utilizó para derrotar a Goliat. En todos los casos, la diferencia no estuvo en la “piedra”, sino en el “hombre”. El año que viene, será el mismo para todos; depende de nosotros lo que hagamos con él, al igual que lo que ocurrió con la piedra en esta historia. ¡Adiós, 2011!