El gobernador de La Libertad, Manuel Llempén, ha dado ayer una conferencia de prensa para mostrar su desacuerdo por el levantamiento de la cuarentena en la región, una de las más afectadas por la pandemia del coronavirus, y que ayer pasó los mil muertos solo en el último mes de junio.

Ha sido, para muchos, una reacción tardía, pues en las últimas semanas la actitud del gobernador parecía abogar por el cese de las restricciones de aislamiento en nombre de la reactivación económica.

De hecho, los congresistas de La Libertad y los alcaldes distritales han culpado al gobernador por la medida adoptada por el gobierno, pese a que ayer desde Lima el ministro de Salud, Víctor Zamora, explicó que la decisión (tomada apenas por un “pelo”) obedece a la necesidad de activar la golpeada economía, que es tan importante como la salud. Lo curioso es que algunos de los que más señalan a Llempén pertenecen a su mismo partido.

No queda claro el porqué de la decisión del Ejecutivo con respecto a la región La Libertad. La curva de contagios es pasmosa, no parece dar tregua, y la letalidad es cercana al diez por ciento. Es el peor momento para levantar la obligatoriedad del aislamiento social, y en esto hay un consenso.Muchos culpan al gobernador y a su gestión por haber dado supuestas cifras engañosas al Gobierno Central para agilizar el levantamiento de la cuarentena.

Este periodista considera que pudo ser, pero que hubo presiones detrás, presiones empresariales y económicas que desde hace semanas se quejaban de las restricciones en una región tan productiva y tan necesitada de dinamizar su economía. Es decir, los mismos poderes fácticos manejando los hilos del poder político. Resta todavía descubrir, en esta vez, a qué costo humano.