Nuestra atención ahora está en la República de Malí, en el continente africano, donde el presidente Ibrahim Boubacar Keita, ha sido removido del cargo por un grupo de militares declarados rebeldes, que hasta el cierre de esta columna, lo mantienen detenido junto al primer ministro, Boubou Cissé, en un campamento militar, a tan solo 15 kilómetros de Bamako, la capital de este país mediterráneo de 15 millones de habitantes. Hallándome en Dahla, ciudad incrustada en pleno Sahara Occidental, en Marruecos, entre los cientos de participantes del mega evento del Crans Montana Forum, en 2017, pude recoger impresiones de participantes llegados desde distintas partes de África, donde no faltaron los expertos malíes -entre Dahla y Bamako, son 1400 km de distancia por tierra-, para abordar la realidad política de los países de este importante continente. Es verdad que Malí, con una superficie casi como la del Perú -tiene un territorio mediterráneo de 1´240,192 Km2-, que estuviera bajo el control de Francia hasta 1959 (Sudán francés), y con una población mayoritariamente musulmán suní moderado, es uno de los países más pobres de África -a pesar de contar abundante oro, uranio y sal-, con graves indicadores en desarrollo humano. Aunque no llega a ser considerado un Estado fallido, realmente poco o nada le falta para serlo y quedar en las dramáticas condiciones de países como Somalia, un auténtico Estado anarquizado e ingobernable. Malí tiene una Constitución, un parlamento que llaman Asamblea Nacional, y por supuesto, cuenta con Fuerzas Armadas, de cuyo seno, ha surgido el reciente levantamiento militar, responsable del golpe a la democracia en esta nación fracturada. La comunidad internacional con Francia a la cabeza -es el único país europeo que mantiene tropas en Malí, a pedido del propio gobierno, ahora defenestrado-, ha alzado su voz, precisamente para asegurar la paz que no tienen, por los constantes atentados terroristas en el país. Se trata, pues, de un país muy frágil políticamente y sin instituciones sólidas, que son constantes en gran parte de los 49 Estados que comprende a la denominada África negra o subsahariana.