Es importante que el Ministerio de Educación asuma una agenda urgente para asegurar que los alumnos de la educación básica y superior regresen a las aulas a más tardar en marzo del 2022.Sobre todo teniendo en cuenta que los escolares no sigan siendo afectados en sus aprendizajes y en su bienestar físico y socio emocional. Hay cosas que pueden esperar porque no son prioritarias en tiempos de pandemia. No hay que olvidar que los desarrollos educativos (sobre todo en la primera infancia) son irrecuperables. Por eso, reitero, hay que dejar el floro, las normas anodinas y los eventos.

Mientras tanto, también, hay que mejorar sustantivamente en calidad y cobertura la educación a distancia actual que está muy débil para los alumnos de los colegios públicos. Es muy importante, además, fortalecer el acompañamiento y evaluación formativa de los docentes a sus alumnos.

De igual modo, durante lo que queda del año deben incrementarse las actividades educativas semi presenciales- en los colegios “habilitados” por el MINSA- en un contexto seguro, flexible y voluntario con maestros y no docentes vacunados , así como con la opinión favorable de los padres.

Sin embargo, el gran desafío educativo es volver a la presencialidad. Para lo cual es urgente dar mantenimiento y condiciones de bioseguridad a los 53 mil locales escolares públicos (baños, agua segura, kits de higiene, limpieza, mobiliario adecuado). Para el efecto, sugiero al Minedu trabajar activamente con los gobiernos regionales, municipios, e inclusive con las fuerzas armadas y las organizaciones de la comunidad, Se debe poner “manos a la obra”.

Finalmente, es indispensable la vacunación con dos dosis de todos los maestros y no docentes del sistema educativo. Y prever ya lo referente al desplazamiento con salubridad de los alumnos en los medios de transporte. Sería ideal que a comienzos del próximo año la vacuna llegue a los jóvenes de 12 años, como viene ocurriendo en varios países.