Lo más probable es que el presidente Pedro Castillo espere hasta julio para renovar el gabinete ministerial, salvo que la interpelación al premier Aníbal Torres tumbe a sus ministros y tengamos nuevos altos funcionarios en menos de un año. Esto debilitaría aún más al gobierno, al punto que nadie de nivel aceptaría trabajar en el Estado.

Hay cuatro interpelaciones pendientes: premier y tres ministros: Energía y Minas, Interior y Trabajo. De triunfar la oposición, habría demostrado más poder político que el Ejecutivo. Sumado al archivo del proyecto de Asamblea Constituyente (AC), lo que le quedaría al gobierno es el respaldo ciudadano, algo que tampoco ha podido obtener.

Así las cosas, Castillo deberá defender su fuero con Torres a la cabeza, al menos hasta julio, cuando le rinda cuentas al país sobre el cumplimiento de sus promesas. Esta será su prueba de fuego, aunque por lo visto responsabilizará de todo al Congreso por frustrar el referéndum para la AC.

Cuesta creer que la bancada de Perú Libre no respalde a Torres, pero al apoyar la intervención a la Sunedu ya cualquier cosa podría esperarse. Es más, Castillo ha afirmado que observará dicho proyecto de ley, una afrenta directa a los pupilos de Cerrón, el único favorecido con el desmadre en el gobierno.

Algo que no deja dudas es que un Ejecutivo golpeado favorece a los extremistas (izquierda y derecha). Corresponde a Castillo mover sus fichas para asegurar a Torres y compañía, a menos que alguien adentro esté frotándose las manos esperando sus renuncias.