El virus de Wuhan -aún no tiene nombre oficial- está causando alarma en el continente asiático, particularmente en China, donde las autoridades han decidido cuarentena en la ciudad de Wuhan -nadie puede entrar o salir de la ciudad de 11 millones de habitantes-, lugar en que han sido reportado los primeros casos del denominado coronavirus chino. A casi un mes de su aparición, por supuesto que no ha llegado a impactar como el ébola en 2013 o el zika de 2016; sin embargo, para una sociedad internacional que está cada vez más interconectada gracias al desarrollo de las tecnologías, es muy difícil seguir sosteniendo que se trata de un problema lejano. La globalización nos ha enseñado que no se puede hablar de territorios lejanos en el siglo XXI y por esa razón al haberse reportado más de medio millar de casos con registro de cerca de 18 muertos a la fecha, se espera que la Organización Mundial de la Salud, cuyo comité se viene reuniendo en Ginebra, al cierre de esta columna, evalúa declarar una emergencia internacional. Realmente el número de muertos es el que podría apresurar o aletargar esa calificación. No se trata de crear un estado de pánico planetario cuando aún no se ha determinado una cartilla de identificación y características de este tipo de coronavirus que aún no tiene cura. La infeliz circunstancia de salubridad le cae como anillo en el dedo al gobierno chino. Por ejemplo, las protestas en Hong Kong han sido atenuadas sin querer queriendo precisamente por este raro virus que habría llegado hasta esa ciudad. El gobierno de Xi Jinping es el primer interesado en que todo sea superado a la velocidad de un rayo pues el reciente acuerdo con EE.UU. para acabar con la denominada guerra comercial, podría ser impactado en la medida que gran parte del comercio bilateral supone movilizaciones de persona, animales y productos que son los medios por los que suelen propagarse los virus por el mundo. Por lo pronto, medidas en zonas de fronteras vienen siendo adoptadas en diversos países asiáticos y de Europa que ya han pasado por episodios similares. En nuestro país, sin entrar en medidas por hechos que no han sucedido siquiera en China, debemos seguirle los pasos a esta enfermedad y eventualmente tomar decisiones.

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