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El hincha aliancista promedio tiene hoy todo el derecho de sumirse en la debacle de la frustración. De tomarse el rostro, desencajado. De pedir explicaciones. Al destino, a Dios, a Mosquera y a los veintitantos jugadores que, en lo que va de la temporada, apenas y han demostrado eventuales chispazos de talento. Más que eso, casi nada.

Durante buena parte del año, los “grones” libraban la pelea por el título sin demostrar demasiado, pero sumando puntos de forma consistente. Se ganaba y empataba en situaciones límite y sin apenas fútbol, pero se ganaba al fin y al cabo. Incluso cuando las críticas hacia el DT arreciaban, Mosquera siempre supo poner los números por delante para su defensa. Y con ello apaciguaba las mareas altas.

Pero lo que pasó luego del partido con Cristal marcó el destino de lo que hoy denominamos el presente de Alianza. Luego de un encuentro en el que Alianza mostró convicción, fútbol y velocidad, venciendo a un rival de jerarquía, los blanquiazules se desinflaron. De estar a tiro de alcanzar a Universitario en la punta del Clausura, pasaron a encadenar cuatro partidos sin conocer la victoria. Si acaso el clásico podía ser una nueva bisagra para levantar a un Alianza necesitado de triunfos, la derrota en el último minuto solo hizo que el golpe fuera más fuerte.

Sin embargo, el actual sistema del torneo conspira para que equipos como Alianza, con potencial importante pero con dificultades para encontrar su mejor forma, puedan revertir su situación. Y ciertamente los “grones”, más allá del mal momento, poseen el mejor plantel del torneo local, y un técnico de demostrada competencia en estas lides. Y una camiseta que, para bien o para mal, siempre tira para adelante.

La liguilla final dará más luces sobre las posibilidades del equipo de Mosquera. Pero ciertamente algo deberá pasar en la interna para que el equipo despegue y deje atrás el mal rato que por ahora gobierna al equipo. El técnico necesita encontrar la forma de calar en un plantel que parece desconectado y confundido. Y la reacción deberá ser rápida si Mosquera aspira a quedarse el tiempo suficiente para demostrar que esta Alianza maltrecha es solo un bache en el proceso de construcción de un equipo que aspira a ser campeón.