El consumo mundial de alimentos acuáticos se ha incrementado significativamente en comparación a lo que se consumía hace 60 años. Por ejemplo, según la FAO, en el año 2019 fue de 158 millones de toneladas, cinco veces más que los 28 millones de toneladas que se consumieron en 1961; siendo la acuicultura el sector que más ha crecido en el mundo y que tiene un enorme potencial de expansión en los próximos años.

Sin embargo, a pesar que el pescado es un alimento rico en proteínas y omegas que ayudan a fortalecer el sistema inmunológico y a prevenir enfermedades como la anemia, el consumo por habitante en nuestro país es de 20 kilos al año aproximadamente; y, en ciudades como Ayacucho, Huánuco o Huancavelica, no alcanzan los 10 kilos.

Por otro lado, el Perú debería convertirse en una potencia acuícola como nuestros vecinos Chile y Ecuador. Recordemos que la anchoveta es el principal insumo para producir harina y aceite de pescado, ingredientes marinos que son el alimento de las especies acuícolas.

Por ello, alimentamos al Perú y al mundo; pues la anchoveta es la base del alimento de salmones, truchas, conchas y langostinos; pero también de las corvinas cultivadas por pescadores artesanales en Ilo; así como también paiches, gamitanas y pacos criados en el Parque Acuícola de Pucallpa y otros tantos en San Martín, Loreto y Amazonas.

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