En los estudios de Ciencia Política, uno de los textos fundamentales que el interesado en comprender el recto funcionamiento del sistema democrático debe leer y conocer, es la teoría de la “democracia poliárquica” o “la poliarquía” del cientista político estadounidense Robert Alan Dahl. En este artículo, proporcionamos al libre alcance de todas las inteligencias una primera aproximación de esta teoría democrática, para que sea retenida por nuestros lectores y, sabiendo que tenemos una crisis democrática general en el Perú, entendemos que no hay razón suficiente para que sea conocida de forma exclusiva por un minúsculo y reducido círculo académico, sino que, por el contrario, sea conocida por las mayorías, que son las que determinan la elección y los movimientos de la política. Por “poliarquía” entendemos una serie de características que permiten delimitar si un régimen político cumple o no con características democráticas. Según Dahl, lo primero y fundamental es la capacidad de votar o sufragar sin impedimentos ni coacciones por el candidato de nuestra preferencia. Que el valor de cada voto sea idéntico. Que la alternativa política más votada se proclame ganadora sin fraude. Que todos los ciudadanos electores posean idéntica información sobre los candidatos, es decir, que haya fuentes alternativas de información. Que tras el proceso electoral exista sucesión en el cargo. Que las órdenes de los elegidos se cumplan. Estas son algunas de las ocho reglas propuestas por el autor, y aunque esta teoría de 1956, fue pensada para Estados Unidos, podemos captar su esencia y emplearla para analizar la democracia en el Perú.