Esta semana las dos únicas damas que aspiran a la Presidencia de la República han recibido “apoyos” a sus postulaciones que más bien parecen gestos promovidos por sus enemigos para tumbárselas, por lo que bien harían en sacudirse de esos respaldos y caminar por su cuenta. Me refiero al respaldo expresado por Laura Bozzo a Keiko Fujimori de Fuerza Popular, y el que acaba de hacer Susana Villarán a Verónika Mendoza, de Frente Amplio.

En el primero de los casos, imagino que en el entorno de la candidata Fujimori habrán entrado en pánico al recibir el respaldo de la señora Bozzo, quien no deja de representar una de las peores facetas del montesinismo de fines de los años 90, cuando los medios eran manejados con dinero muy sucio desde la salita del Servicio de Inteligencia Nacional (SIN). Cualquier vínculo de Fuerza Popular con la animadora que hoy reside en México podría ser fatal.

De otro lado, el martes último, reapareció en escena Susana Villarán para respaldar a la postulante Mendoza. Sí, la señora que se fue con Daniel Urresti, procesado por un presunto asesinato, ahora apoya y saca cara por quien se autoproclama lideresa de una agrupación política que defiende los derechos humanos, aunque lleven en sus filas al defensor de un criminal y secuestrador como el terrorista Víctor Polay Campos.

Además, Villarán no solo representa la falta de coherencia en la política, sino también es símbolo de la ineficiencia y la mala gestión en la administración pública. Su paso por la Municipalidad de Lima es muestra de ello. A propósito, ¿ya explicó la señora por qué con fondos municipales se pagó a la encuestadora Imasen para que haga un sondeo y recomiende quién debía ser el candidato a teniente alcalde en el intento de reelección de la dama en 2014?

Así como en los comicios de 2011 Alejandro Toledo supo marcar clara distancia ante un amague de apoyo que le dio su cuestionado exministro Fernando “Popy” Olivera; Fujimori y Mendoza deberían curarse en salud y hacer lo mismo, pues con los “abrazos del oso” que les dan Bozzo y Villarán, respectivamente, podrían terminar muy mal paradas sin necesidad de hacer mucho esfuerzo. Una sacudida no estaría nada mal.