El Congreso aprobó la vacancia presidencial por 105 votos, con una interpretación forzada de la Constitución sobre la incapacidad moral permanente, lo que añade a las emergencia económica y sanitaria, la profundización de la crisis política.

Ha ocurrido un golpe de estado parlamentario, colocando en la Presidencia de la República a Manuel Merino de Lama, en una mala copia del gobierno transitorio de Valentín Paniagua. Esperemos que no termine en farsa.

Esta situación es resultado de la irresponsabilidad tanto del Congreso de la República como de la Presidencia de la República. Los integrantes del primero, buscando profundizar la crisis política a fin de eludir sus responsabilidades judiciales o lograr postergar las elecciones, mientras que Martín Vizcarra optó por acelerar su vacancia, buscando victimizarse, declararse perseguido político y evadir las responsabilidades penales derivadas de las investigaciones por supuestos actos de corrupción.

Mientras las causas de la corrupción permanecen incólumes y se profundiza la crisis económica, no se recuperan puestos de trabajo ni la inversión, al tiempo que se espera una segunda ola de la pandemia.

La debilidad mostrada por el Estado durante la emergencia sanitaria requiere medidas de solución drásticas, empezar por cambiar la Constitución Política, se requiere:

1. Planificar los sectores estratégicos a desarrollar en lo económico y social;

2. Modificar la modalidad de contratación del Estado con el sector privado que es un arca abierta para la corrupción.

3. Ejercicio real de los derechos económicos, políticos y sociales de la población.

Que la corrupción no nos gane. Merecemos un país mejor para todos.