GF Default - Imported ANS Video id=8fad72e5-655c-428e-943a-9ce73bbf09d3
GF Default - Imported ANS Video id=8fad72e5-655c-428e-943a-9ce73bbf09d3

Quienes trabajan en la industria del entretenimiento, en ese monstruo que crea ídolos y con el mismo entusiasmo los expectora cuando ya no le sirven, los que ingresan con entusiasmo a ese mundo que sube y baja estrellas sin previo aviso, deberían despojarse de la ingenuidad en la puerta de ingreso si es que luego no quieren estrellarse de cara con una realidad que no imaginaron o, lo peor, nunca quisieron ver. Creer que abundan las buenas maneras, la empatía, el respeto por el otro, es pecar de iluso; todo es apariencia, te pelan los dientes cuando hay que hacerlo, pero cuando las papas queman o simplemente hay que cambiar de rostros por números más, números menos, aquellos que manejan los hilos se olvidan de cualquier gesto de buena voluntad. Lo mejor entonces para no sufrir decepción tras decepción es vivir al día, estar expectante como si al término de la jornada llegará la llamada diciendo “hasta aquí nomás”. De esa forma, el golpe dolerá menos, aunque siempre dejará un moretón, eso será inevitable. Olenka Zimmerman, de la conducción de Al sexto día, sabe muy bien de lo que estamos hablando, tras nueve años al frente del magacín, de un día para otro le dijeron “hasta siempre”, cambiaron de dirección y producción del espacio y ella no estaba en sus planes. Lo que para ellos fue simplemente un giro de timón, para la presentadora fue quedarse en el aire sin aviso previo con los perjuicios que esta decisión representa. En su confusión, miró a la nueva conductora, Mónica Cabrejos, con malos ojos, cuando en este negocio todos vivimos de la oferta y la demanda y, realmente, “si hay culpables”, serían los que decidieron reemplazarla y darle un nuevo giro al programa. En pocas palabras, esta “injusta” forma de convertir en desechables a las figuras de la televisión es una práctica que no es nueva y la rubia debería haber estado advertida. Lo mismo sucedió con Rodrigo González y Gigi Mitre, quienes pensaron que sus jefes iban a respaldar la indignación de tener como nueva vecina a Cathy Sáenz, productora que les ganó un juicio y a quien el canal daba la bienvenida sin importar lo que pudieran sentir los conductores de Válgame Dios. La pareja decidió renunciar y el mundo sigue rodando, hasta reemplazo le encontraron. Así es la vida, así es la TV, un día estás, el otro no. A recordarlo siempre.