Por estos días las miradas están puestas en las regiones Lambayeque y Loreto, donde el avance del COVID-19 es bastante crítico. Sin embargo, no hay que descuidar Piura, donde el número de infectados y fallecidos es más que considerable, mientras el sistema de salud está colapsado y el gobernador, Servando García, ha salido a pedir al presidente Martín Vizcarra que disponga un toque de queda total de siete días para bajar las alarmantes cifras.

Hasta el sábado último, mientras la Dirección Regional de Piura reportaba mil 588 infectados y 199 fallecidos, el Ministerio de Salud indicaba mil 492 contagiados y 131 muertos. Lo grave acá es que los hospitales Santa Rosa y Cayetano Heredia no cuentan con camas disponibles. Situación similar atraviesan los centros de salud de Sullana y Talara. Todo esto pudo ser verificado este fin de semana por la exministra de Salud, Zulema Tomás, en su calidad de enviada del gobierno.

Pero el gran problema, al igual que en Lambayeque, es que en la región Piura el grueso de la gente no ha venido respetando el aislamiento. Como muestra un botón: las imágenes de piuranos del distrito de Castilla haciendo cola para comprar cajas de cerveza en una distribuidora que debía estar cerrada. En los últimos días los micros, combis y mototaxis han circulado como si las personas no se estuvieran muriendo en los hospitales y en las calles.

A esto se suman, tal como informamos ayer en la portada de Correo Piura, los presuntos actos de corrupción que se habían cometido en las compras efectuadas por el gobierno regional durante la emergencia. La fiscalía tiene en sus manos una investigación al gobernador García y a un grupo de funcionarios por sobrevaloraciones en tres procesos de adquisiciones, además de una pesquisa similar por la “pérdida” de un lote de pruebas rápidas.

El peligro es muy grande en esta región donde las cosas no se han manejado bien desde un inicio, tanto de parte de las autoridades a las que les ha quedado grande el encargo, como de la propia población, que hoy paga las consecuencias de una conducta que deja mucho que desear. Como en Lambayeque y Loreto, en Piura urge un trabajo específico si no queremos que la costa norte y la amazonía se conviertan en dos grandes focos de infección y muerte.

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