Escribo este artículo un día antes del inicio de clases en los colegios públicos. Según el cronograma del Minedu, el tiempo de clases se está reduciendo en 15 días. Esta situación no se condice con el gran esfuerzo iniciado cuando fue ministro el doctor Marcial Rubio, con quien colaboramos el suscrito, como viceministro, y un equipo de decididos profesionales para terminar con la costumbre de iniciar las clases el primer día útil de abril (y en varios casos, muchos días o semanas después). Se tuvo que perseverar ante autoridades regionales y algunos directores para pasar de 500 horas en el ámbito rural y 700 en el ámbito urbano a 900 horas en inicial, 1100 en primaria y 1200 en secundaria en todo el país.
La decisión fue empezar los primeros días del mes de marzo y evitar durante el año la pérdida de clases por desfiles escolares, fiestas patronales y otras motivaciones intrascendentes. Lamentablemente, este año las clases están comenzando el 17 de marzo y reduciéndose en 80 horas de clases. La pregunta es: ¿Se ha desactivado la reforma del aumento de clases en los colegios públicos?
Hago votos para que se hayan comenzado mayoritariamente las clases ayer, a pesar de la precariedad de la infraestructura y el mantenimiento de locales escolares, además de las dificultades en el mobiliario según grupos de padres, así como algunos problemas climáticos focalizados.
Espero que algunas autoridades regionales no hayan encontrado motivos para postergar aún más el inicio de las clases. Ojalá que los más de seis millones quinientos mil escolares que van a los colegios públicos –de menores recursos– hayan tenido a sus maestros en las aulas y, dentro de las limitaciones señaladas, se haya producido un buen inicio del año escolar 2025.