Alguien desde el Estado y en nombre de los sucesivos gobiernos, por lo menos de los que van en este siglo, tiene que explicar a los peruanos, y especialmente a los del norte del país, qué han hecho en los últimos años para evitar desastres recurrentes como los que vemos estos días a causa de lluvias que a juzgar por las promesas y los recursos públicos invertidos, no tendrían por qué generar tantas pérdidas e inconvenientes.

No hablemos solo de lo ocurrido tras el Niño Costero del verano de 2017, que generó la creación de una entidad como la Autoridad para la Reconstrucción con Cambios, que ha destinado millones de millones de soles que en estos momentos deberían estarse luciendo. Sin embargo, no es así. Vayamos también a lo poco o nada que se ha hecho desde el brutal fenómeno El Niño de 1997-1998 que barrió con todo el norte y afectó más la recesada economía de ese entonces.

Por ejemplo, si miramos Tumbes, el barrió San José, a la entrada de la ciudad, hacia la mano izquierda, cerca del cuartel Coloma. En enero de 1998 llegué allí como reportero de esta casa editora porque la zona se había inundado. Hoy, 25 años después, ocurre lo mismo. Los recién nacidos que vi sobreviviendo en medio de las aguas turbias y los zancudos trasmisores de dengue, hoy son adultos y quizá tengan hijos, pero el drama es el mismo. Nada se hizo.

En Piura, en marzo de ese mismo año, estuve casi al frente del puente Bolognesi al momento en que se desplomó sobre el río Piura, que había llegado a su límite máximo. Hubo muertos y desaparecidos. Una combi con pasajeros fue arrasada. Días antes había caído el Puente Viejo. Por estos días de 2023, el caudal está al tope y amenaza las plataformas de las estructuras que separan a Piura de Castilla. ¿Y el dinero invertido para ampliar el cauce y dejar que las aguas corran?

Acá no solo hay responsabilidad de Dina Boluarte, Pedro Castillo o Francisco Sagasti, sino de todos los gobiernos nacionales y también regionales que han hecho cualquier cosa, menos trabajar para evitar, de verdad, que estas situaciones se repitan cada cinco o seis años. Han vuelto a fallarle a los peruanos que otra vez tienen que sacar con baldes, el agua que se ha metido a sus salas, comedores y habitaciones. ¿Quién responde por esto?

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