Estamos a pocas horas de la consumación de uno de los atropellos más grandes cometidos contra la democracia y la libertad en esta parte del continente, con la toma de mando por un periodo más en el poder del dictador venezolano Nicolás Maduro, un delincuente internacional que junto con toda la maquinaria chavista ha cometido un escandaloso fraude electoral que desde un primer momento ha sido denunciado por la mayoría de países del planeta, salvo algunos regímenes paria.
Lo delicado es que la dictadura está en pánico y se muestra dispuesta a cualquier cosa con la finalidad de no impedir que su cabecilla asuma el poder. Incluso los chavistas han repartido fusiles de guerra a sus milicias civiles que por un kilo de arroz, una bolsa de fideos o un puesto de trabajo, parecen estar dispuestas a matar a sus compatriotas que salgan a las calles a manifestarse en contra del fraude y el gobierno ilegítimo. Ayer fue secuestrada y luego liberada la opositora María Corina Machado tras una movilización.
Mientras tanto, países como el Perú han hecho su trabajo al reconocer como presidente electo de Venezuela al único ganador de los comicios: Edmundo González Urrutia. De igual forma, el gobierno de Lima ha roto relaciones con la dictadura y ha retirado al personal diplomático de nuestra embajada en Caracas no ahora, sino meses atrás. Hace dos días en este espacio señalé que esto era una tarea pendiente de Torre Tagle, pero la medida está vigente desde julio del año pasado, apenas sucedió el fraude.
Para vergüenza del Perú, el partido que lamentablemente ganó las elecciones del 2021, Perú Libre, y varios congresistas de izquierda, entre ellos Waldemar Cerrón, vicepresidente del Congreso, han salido a defender al impresentable de Maduro y a su tiranía. Incluso algunos parlamentarios podrían estar presentes en la farsa de toma de mando cumpliendo el nefasto rol de cómplices, tal como lo hicieron durante las elecciones fraudulentas de julio, en que fungieron de “observadores”.
Queda estar muy atentos a lo que suceda hoy en Venezuela, donde se da por descontado que Maduro se consolidará como un usurpador del poder por la fuerza de las armas de sus militares y policías corruptos, y de miles de civiles provistos de armamento. González Urrutia, en gesto valiente y exponiendo su vida, ha insistido en que llegará a Caracas, lo que sin duda agravará las iras de los criminales que saben que por el momento, no parece haber forma de frenarlos y acabar con su impunidad.