Solo en un país como el Perú, donde en política hasta lo más insólito puede suceder, es posible que personajes como los congresistas Heriberto Benítez y Víctor Crisólogo, electos por Solidaridad Nacional y Perú Posible, respectivamente, sigan ejerciendo funciones parlamentarias pese a sus vínculos con la red de corrupción de Áncash, que ya ha llevado a decenas de personas a estar tras las rejas, incluyendo al presunto cabecilla, César Álvarez.

Recordemos que toda la podredumbre que había en la gestión de Álvarez comenzó a salir a la luz en Lima desde el 14 de marzo de este año, cuando fue asesinado en Huaral el exconsejero regional Ezequiel Nolasco. Meses más tarde, el 16 de mayo fueron arrestados Álvarez y varios de sus presuntos secuaces. Sin embargo, estamos por finalizar el año 2014 y tanto Benítez como Crisólogo, que tiene un hijo prófugo, siguen siendo “representantes” de los peruanos.

El miércoles último, al fin, la Comisión de Levantamiento de Inmunidad Parlamentaria admitió el pedido del Poder Judicial para levantar la inmunidad de ambos personajes, con el propósito de que puedan ser procesados por el caso “La Centralita”. No obstante, ya salió Benítez a alegar “vicios procesales” y a poner mil y un argumentos de forma, con el claro propósito de no perder la protección que de momento impide que tenga el mismo trato que el resto de los implicados.

Si el Congreso tiene una verdadera vocación por limpiar la casa, de dejar de lado la nefasta frase “otorongo no come otorongo” y de no mantener en el cargo a dos personajes sumamente cuestionados, sin mayor trámite debería quitar la inmunidad a ambos caballeros para que vayan al Poder Judicial y respondan por el caso “La Centralita”. Si son inocentes, pues bien, no habrá vuelta que darle. Pero si son culpables, se les tiene que aplicar la ley con total rigor.

Los peruanos debemos de estar atentos con este asunto que se ha dilatado más de la cuenta. Han pasado ocho meses desde que estalló el escándalo, y los escuderos parlamentarios del reo César Álvarez siguen en sus cargos cobrando como si nada, algo que no se puede permitir en un país donde todos, absolutamente todos, estamos de acuerdo en que la corrupción es una de las principales dificultades que debemos afrontar para no quedarnos estancados.