El gobierno de la presidenta Dina Boluarte ha decidido lanzar un nuevo salvavidas a la largamente quebrada Petroperú, para lo cual ha emitido bonos por 287 millones de dólares para refinanciar las deudas de la compañía que si fuera por razones técnicas y financieras –y no ideológicas–, hace tiempo debió ser cerrada para que no se siga chupando la plata de todos los peruanos que de una u otra forma pagamos los forados que son producto de pésimas gestiones a lo largo de varios gobiernos.
Aparte de la emisión de bonos en sí, que indirectamente nos cuesta a todos, este hecho demuestra que la situación financiera de Petroperú sigue siendo un desastre a pesar de los cuentos que cada cierto tiempo nos ofrece su presidente, Alejandro Narváez, quien desde que tomó el cargo a fines del año pasado, se presentó como un gurú económico capaz de hacer realidad el imposible de sacar a flote a una compañía que está endeudada hasta el cuello y que no vale absolutamente nada.
Qué tal irresponsabilidad la de este gobierno al haber puesto a la petrolera estatal en manos de Narváez, un izquierdista antediluviano que en las últimas elecciones postuló al Congreso por el partido de Verónika Mendoza y Roberto Sánchez; y de un gerente general como el eterno sindicalista como Óscar Vera, representante de todos esos gremios de trabajadores que exigen beneficios como si estuvieran en la más solvente de las petroleras texanas, y que por lo tanto son parte del problema.
No tengo la menor duda de que la presidenta Boluarte mantiene a flote a Petroperú a través de inyecciones de plata fresca del Tesoro Público y de deudas con garantía del Estado, netamente por razones y nostalgias ideológicas. Recordemos que hace apenas cuatro años, por más que ahora trate de no mostrar su pasado, la señora era una izquierdista radical que llegó al poder de la mano de Vladimir Cerrón y Pedro Castillo, para darle una patada a la Constitución y al estado de derecho a fin de imponernos una tiranía comunista.
El tema de Petroperú tiene que ser materia de debate en la campaña electoral que se viene. Un país con tantas deficiencias en salud, educación, seguridad ciudadana e infraestructura, no puede darse el lujo de estar botando la plata por mantener a flote un elefante blanco que nos quita recursos a cambio de absolutamente nada. ¿O es que acaso con esas inyecciones de dineros públicos hacen que bajen los precios del petróleo, la gasolina o el GLP? Que los candidatos nos digan qué van a hacer con la quebrada petrolera.