Hay que felicitar a la Policía Nacional por haber logrado en menos de 24 horas, la captura de dos presuntos criminales requeridos por la justicia. Por un lado, gracias a sus gestiones y un eficiente trabajo de inteligencia coordinado con su par de Colombia, consiguió el arresto de Miguel Rodríguez Díaz (a) “Cuchillo” en Medellín, señalado como el autor de la matanza de Pataz; y del venezolano Pedro Echevarría, sindicado como el responsable del asesinato del periodista iqueño Gastón Medina.

Los crímenes atribuidos a “Cuchillo” sucedieron hace apenas dos semanas en la sierra liberteña, mientras que la muerte del hombre de prensa en Ica sucedió en enero último. Sin duda la PNP ha actuado con rapidez y eficiencia en medio de grandes escándalos mediáticos, para ponerlos ante la justicia a fin de que respondan por los cargos. Días antes, recordemos, fue arrestado en Puno un sujeto apodado “El italiano”, acusado de matar en marzo a Paul Flores, cantante del grupo Armonía 10.

Sin embargo, si tenemos policías y detectives tan profesionales, y además un eficiente sistema de inteligencia que permite caerle encima a los evadidos de la justicia en poco tiempo aún si están fuera del país, sería bueno saber por qué para otras búsquedas, como las de los prófugos Vladimir Cerrón o el exministro castillista Juan Silva, no hay resultados positivos. El primero lleva corrido desde octubre del 2023, mientras que del segundo no se sabe nada desde mayo del 2022.

En lo que va del gobierno de Dina Boluarte ya han sido designados ocho ministros del Interior, que han liderado la gestión de tres comandantes generales de la Policía Nacional. Esto de por sí es una señal de que la lucha contra la criminalidad no tiene rumbo. Pero más allá de eso, resulta “extraño” que los titulares del sector entren y salgan, al igual que los máximos jefes policiales, y que nadie puede atrapar a Cerrón y a Silva. ¿O es que la orden “de arriba” es que no los toquen?

Hay derecho a sospechar que existe complicidad de elementos del gobierno con la evasión de estos dos sujetos que hace tiempo debieron ser puestos tras las rejas, como la gran mayoría de hampones prófugos. ¿Qué saben?, ¿por qué conviene mantenerlos en libertad y lejos de la posibilidad de que canten como canarios? Sería bueno saber si aún quedan policías honestos que de espalda al poder político, se dediquen a hacer su trabajo de capturar a quienes tienen cuentas pendientes con la justicia.

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