La censura de Lady Camones es un grave error de las supuestas fuerzas democráticas del Congreso. En ese contexto, llama poderosamente la atención los votos de Renovación Popular y Avanza País, dos de los aparentes grupos de avanzada para vacar al régimen ignominioso e indigno del farsante de Pedro Castillo. Fueron 7 los votos de estas bancadas a favor de la inestabilidad, el caos y la sinrazón de deshacerse de una parlamentaria como Camones, que no emitió ninguna frase que hubiese mellado el rol que venía desempeñando en la presidencia de la Mesa Directiva.

En ese audio, el único transgresor es César Acuña y el descrédito o penalización debieron haberse dirigido a él. Por ello habría que preguntarse a estas alturas si la crisis política que vivimos, si la decadencia moral que atravesamos y si este estado de putrefacción no está ya generalizada y ha alcanzado, en el Parlamento, a otras fuerzas que van más allá de “Los Niños”, las izquierdas protectoras de la corrupción y otras lacras vendidas al status quo gubernamental.

Existe un desmedido afán por mantener las curules, los privilegios congresales y las prebendas de un cargo público apetecido en cada quinquenio no precisamente por el ánimo de servir al país y que ahora se hace más evidente que nunca bajo el egoísmo rampante de quienes creíamos iban a priorizar los sagrados intereses de la patria. Eso explicaría por qué a “Nano” Guerra García no le interesa priorizar el adelanto de elecciones en la Comisión de Constitución o que Rosío Torres haya elegido a Edgar Reymundo como delegado en la acusación contra Dina Boluarte.

Hay una miseria deontológica divagando en algunas bancadas, una suerte de vagabundos de la institucionalidad aferrados a sus curules y, quizás, un grupo de mercenarios de la política dedicados exclusivamente al instinto de la supervivencia. Salvo que demuestren lo contrario, la duda se ha instalado en gran parte de las camaleónicas bancadas “dizque” democráticas que han entrado a nadar en las aguas servidas de la desidia y la inacción junto a los progobiernistas y se han convertido ahora en caimanes del mismo pozo.