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Importantes cambios políticos se desarrollan en América Latina, con el consiguiente aumento de tensiones entre las opciones conservadoras y las progresistas.

En las Naciones Unidas se ha condenado, por 187 votos contra 3 en contra y 2 abstenciones, nuevamente, el bloqueo económico y social que lleva a cabo Estados Unidos contra Cuba. A Estados Unidos solo le queda refugiarse en el aún vigente derecho a veto en las decisiones de este organismo.

La Organización de Estados Americanos y su secretario general uruguayo Luis Almagro se han alineado con las fuerzas más conservadoras. Primero se adelantó a demandar segunda vuelta electoral sin que hubiera concluido el cómputo y luego elaboró un informe sobre las elecciones bolivianas señalando que habría hechos insalvables de nulidad. El pronunciamiento de las Fuerzas Armadas y Policiales llevó a la renuncia a la Presidencia de Evo Morales Ayma, y a su asilo posterior en México, tras el periplo por cielos latinos.

En Chile, millones de ciudadanos siguen movilizados en contra de la desigualdad resultado de un modelo económico neoliberal que se agota, obligando al presidente Piñera a plantear la necesidad de una nueva Constitución, un nuevo pacto social.

En el Perú, la corrupción continúa marcando la agenda política. Algunos buscan impedir el avance de las investigaciones y otros insisten en que se continúe hasta lograr sanciones efectivas.

¿Qué tienen en común estos procesos políticos? Sostenemos que no es otra cosa que el agotamiento de este modelo económico y social neoliberal, proclive a la corrupción. Se vuelve evidente la necesidad de cambios económicos, sociales y políticos que nos permitan avanzar en construir una sociedad con iguales oportunidades para todas y todos. Una sociedad para las personas, donde la ganancia no sea la dueña de nuestro destino.