En las últimas horas hemos sido testigos de dos candidatos de terror que nos hacen ver la ligereza y falta de respeto hacia los ciudadanos con que actúan algunas agrupaciones políticas al momento de seleccionar a sus “mejores cuadros” a fin de lanzarlos a un cargo público. Me refiero al caso del postulante a la Alcaldía de Lima Gonzalo Alegría (Juntos por el Perú), y del aspirante a burgomaestre de San Isidro, Víctor Bazán (Somos Perú).

En el primer caso, el sujeto ha sido objeto de una grave y execrable acusación de parte de su hijo. Estos hechos tendrán que ser esclarecidos. Pero más allá de eso, Alegría ha demostrado con sus actitudes que no está apto para ocupar ningún cargo público. Lo hemos visto perder el control y hasta insultar a la periodista Milagros Leiva, a quien desde este espacio expreso mi solidaridad. ¿De dónde sacó Juntos por el Perú a este señor? ¿Pesó solo el ser hijo de Ciro Alegría?

También está el caso Víctor Bazán, candidato a la Alcaldía de San Isidro por Somos Perú, el partido de Patricia Li, la que cobra un sueldo que proviene de recursos públicos. El hombre ha sido sancionado por manejar ebrio, ha admitido que es consumidor de marihuana y que usa un arma sin licencia. Sería bueno saber cuál ha sido el criterio para seleccionar a este caballero como postulante a una municipalidad y qué de bueno puede ofrecer. Personalmente creo que nada.

Pero esto no ocurre solo en Lima. Por ejemplo, en La Libertad, también Somos Perú ha lanzado a la Alcaldía de Trujillo al pintoresco Arturo Fernández Bazán, cuyo único “mérito” es hacer escándalos en las calles, pegar de gritos y haber colocado en el distrito de Moche, de donde es burgomaestre, la réplica inmensa de un huaco erótico a fin de llamar la atención. Hace poco usó las redes sociales de la municipalidad para atacar a este diario.

Sin embargo, por más aspirantes de este tipo que nos presenten esos que se hacen llamar “partidos políticos”, son los electores los que deben decidir. Lamentablemente en los últimos años han elegido a muchos incompetentes y corruptos. Es de esperarse que se haya aprendido de lección y que esta vez se vote por gente con propuestas coherentes, que no cuente con antecedentes dudosos y que sea capaz de administrar bien los recursos de sus vecinos.

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