Esta columna será distinta. Está dirigida a las mujeres, jóvenes y no tan jóvenes, a las madres y las que no piensan serlo; a las que usan vestido y a las que aman el pantalón. La cancha aún no la tenemos pareja, competimos en condiciones distintas en el mercado laboral, en el espacio público y en la vida política. Tal es así que, luego de ser madres el 41% de las trabajadoras peruanas no reingresan al mercado laboral mientras que la participación masculina no varía (IPE, 2024). Cargamos sobre nuestros hombros y sueños el funcionamiento de una sociedad que pone a la familia como su núcleo, pero hace poco o nada por otorgar las condiciones necesarias para hacerlo en igualdad.

En el mundo corporativo vemos avances, pero las disparidades persisten. La Harvard Law School reveló para el 2023 que el 15% de las empresas que cotizan en los principales índices bursátiles del mundo están lideradas por mujeres gerentes. Aunque esto representa una mejora respecto de otros años, estima que no logrará el mismo número de gerentes hombres y mujeres en el mundo hasta el próximo siglo.

El mundo gana, y mucho, con las mujeres en posiciones de alta dirección, en el espacio público y en la política. ¡Tenemos que creérnosla! pues solo así defenderemos nuestro valor en nuestro trabajo, familia y sociedad. Es por eso que, a las mujeres en la semana internacional de la mujer les digo, que nunca nadie te haga dudar de tu capacidad, que los falsos piropos no socaven tu autoestima, que está bien hacer sentir tu voz, que no te quiten la pasión en lo que haces. Hagan sentir sus voces, háganlo. El silencio es huérfano y el poder es también femenino.