Si el financiamiento ilegal de la campaña de Pedro Castillo no era suficiente motivo para la vacancia, el tráfico de influencias ha terminado por convencerlos. Los 20 mil dólares escondidos en un baño de Palacio de Gobierno, las reuniones con Karelim López, las visitas secretas en la casa de Breña y los probables audios que se emitirán durante estos días, terminarán por confirmar la tesis de que Castillo es el cabecilla de esta mafia.

Se acabó el cuento del buen profesor, del rondero chotano, del humilde campesino, la inocente víctima, o como diría Dina Boluarte: “estábamos siendo usados por Cerrón”. No señora, ustedes sabían y estuvieron muy felices haciendo campaña con dinero de la corrupción de Junín, porque son lo mismo, tienen la misma actitud criminal de Perú Libre y no demoraron ni 3 meses en demostrarlo.

Aunque la moción de vacancia que se debatirá en el Congreso, este martes, no contempla estos últimos hechos, Pedro Castillo sí tendrá que responder por el tráfico de influencias en las Fuerzas Armadas y por la fuga de los Dinámicos del Centro que financiaron su campaña presidencial. Ya es hora de que el país entero lo vea como lo que es, un gobernante que se esconde entre 4 paredes para traficar influencias y comprar votos para evitar su vacancia.