El Congreso está a punto de cometer un gran error al elegir como defensor del Pueblo al abogado Josué Gutiérrez, quien ha trabajado para Vladimir Cerrón en algunos de sus casos de corrupción y en el pasado fue un gran escudero de la hoy investigada Nadine Heredia, quien se creía la presidenta del Perú a pesar de que nadie la eligió.

Extraña que el fujimorismo, siempre crítico del cerronismo y el humalismo, hoy tenga voceros que digan que tienen en su radar apoyar a Gutiérrez, quien haría que la Defensoría del Pueblo se convierta en un anexo de Perú Libre, la agrupación que sueña con convertir al Perú en Venezuela y que llevó a la Presidencia de la República al golpista Pedro Castillo, el sindicalista radical hermanado con los terroristas reciclados del Movadef.

Sin duda el Perú tiene mejores cuadros para la Defensoría del Pueblo, y no necesita recurrir a un personaje como Gutiérrez que fue un soporte desde el Congreso del cuestionado régimen de Ollanta Humala, el que llegó al poder en alianza con los corruptores de Odebrecht.

La oposición al cerronismo y castillismo debería recapacitar ante de darle al Perú un defensor como este caballero que, sin duda, tiene muy poco que aportar.