Los resultados electorales en Chile que han confirmado el triunfo parcial de José Antonio Kast, representante de la ultraderecha sureña, seguido por el radical de la izquierda mapocha, Gabriel Boric, nos están diciendo que a la gente le vienen fascinando los discursos fuertes y novedosos. No es tiempo para los amantes del statu quo y del confort político. Nada de eso. Lo que está pasando en Chile, entonces, no es novedad en nuestra región. Pero cuidado. También es cierto que la susceptibilidad social colectiva está exacerbada y ese factor es uno que poco se ha tomado en cuenta.

Los votantes en Chile viven momentos de mucho temor de que el país realmente pudiera perderse y todo lo avanzado desaparezca como por arte de magia. La gente en Chile, como en otras partes de la región, no están aguantando pulgas y por esa razón no van a permitir que se ensaye con sus destinos nacionales en modo improvisación.

A nuestra región imputada en los años ochenta del siglo XX de ser naciones auténticamente tercermundistas nos ha costado salir del ostracismo en que nos hallamos por esos tiempos y nadie quiere volver al pasado oprobioso de la miseria y la desgracia con violencia. Esa es otra razón para tener las orejas muy bien paradas en la idea de que no sucedan sorpresas que podrían costar a gobernantes y gobernados. Chile aparece en el escenario de la subregión como un país central de nuestras relaciones internacionales sudamericanas y por tanto lo que pase el próximo 19 de diciembre ha generado una sobre atención política y social sin precedentes.

Debemos mirar el futuro de este país con mucho cuidado. Las experiencias de una sociedad convulsa hasta hace pocos meses podrían volver con más fuerza que antes trasladándose una queja colectiva que una vez consumada en sus efectos, promueva en la región inestabilidades que nadie quiere. La derecha podría ganar y esa sola idea surge como un escenario que enloquece a los sectores anarquistas del país vecino viendo que se les va de la mano lo que estaban construyendo para sus intereses que no son los intereses nacionales. Esperemos a ver qué pasa en el segundo balotaje electoral chileno.