El domingo 4 de septiembre en Chile, en el referéndum sobre la aceptación o rechazo al nuevo texto constitucional elaborado por la Convención Constitucional durante un año, ganó el rechazo (NO) con alrededor del 62% de los votos mientras solo el 38% la aprobó (SI).

La primera sorpresa es la diferencia del 20% de la votación, estimando que predominó la prudencia frente a una defensa conservadora de la Constitución impuesta por la dictadura de Augusto Pinochet. Recordemos que, en el anterior referéndum de octubre del 2020, el pueblo chileno aprobó la necesidad de cambiar esa Constitución.

La falta de aprobación del texto constitucional propuesto, se explica en parte por temas como la “plurinacionalidad indígena” y “el derecho al aborto” sin cortapisas. En el art 22° se planteaba “Las Autonomías Territoriales Indígenas deberán tener las competencias y el financiamiento necesario para el adecuado ejercicio del derecho de libre determinación de los pueblos y naciones indígenas”, alentando resquemores sobre la integridad y unidad nacional.

Respecto del aborto según el art. 16° el Estado debía adoptar medidas para “asegurar a todas las mujeres y personas con capacidad de gestar, las condiciones para un embarazo, una interrupción voluntaria del embarazo, parto y maternidad voluntarios y protegidos”, sin establecer límites de tiempo para la interrupción del embarazo.

En gesto democrático que lo honra, Gabriel Boric reconoció los resultados el mismo día del referéndum, convocando a los líderes de los principales partidos políticos para discutir un nuevo proceso de cambios constitucionales, buscando amplio consenso para lograr las modificaciones

El pueblo chileno optando por la prudencia, sin conservadurismo ni maximalismo, continúa buscando una nueva Constitución, un “Estado social de derechos”.