Con gran alegría observo que los pasos hacia una verdadera alianza del Perú con la República Popular China se vienen dando con firmeza y seguridad. Ya se mencionan proyectos concretos especialmente a ser desarrollados a través de la Alianza del Pacífico. En el año 1993, cuando ejercía el cargo de embajador en dicho país, trabajamos en conjunto con las autoridades chinas el proyecto de ferrocarril para unir el puerto de Santos, en Brasil, vía San Juan de Acre, con el departamento de Áncash, pasando por unir a Pucallpa con Santos do Sud, y de ahí cruzando la cordillera desembocando en los puertos de dicho litoral ancashino. Este proyecto no solo permitía la salida del mineral de hierro del Brasil a la mitad del costo de transporte vía marítima, sino también de su soya y carne de vacuno y ovinos. Por parte del Perú, integraba la selva nacional al litoral del océano Pacífico y promovía la explotación minera de los diversos yacimientos que se encuentran en Áncash, como oro y otros metales, pero especialmente hacía rentable la explotación de la antracita, con vista a la exportación a los mercados chinos y coreanos. Por otro lado, aliviaba definitivamente la dependencia existente en la Carretera Central. Este ferrocarril crearía amplias zonas de desarrollo a su paso, favoreciendo a la industria peruana para que pueda abastecer a Crucero do Sud y a San Juan de Acre, que se encuentran muy alejados de los centros de abastecimiento brasileños. Solo como muestra, unir Pucallpa con Crucero do Sud significaría la reducción de más de la tercera parte en los fletes y seguros, aparte de que los centros de producción peruanos estarían a una distancia de más o menos 600 km, contrariamente a los 4000 km entre Crucero y Santos o, mejor dicho, Sao Paulo. Por otro lado, pensemos solamente lo que significaría en la venta de electricidad desde el Perú, haciendo rentable un ferrocarril eléctrico. El mencionado proyecto fue dado a conocer en el diario Ojo, de la cadena del Grupo Epensa, en dicha oportunidad.