No ha aparecido ninguna información sobre el nuevo acuerdo entre Pedro Castillo y Vladimir Cerrón pero este pacto existe. Los hechos que apuntan a esta nueva dinámica de coexistencia son claros. Castillo ha limitado la influencia del exgobernador a un ministerio clave: El del Interior. La presencia de Luis Barranzuela, el exabogado de Perú Libre nada menos que en las pesquisas por lavado de activos, es clave por varias razones. En principio, lo será para frustrar las diligencias orientadas a la captura de los prófugos de “Los Dinámicos del Centro”.

La coordinación entre la Fiscalía y la Policía es una práctica constante que ahora se usará para hacer llegar información clave a los oídos de Cerrón. Además, Cerrón puede tener alcance sobre los próximos operativos de la Diviac en temas que le competen directamente en su papel de investigado. O, por ejemplo, acceder a las escuchas telefónicas legales a cargo del programa Constelación de la PNP que, precisamente, se usa para luchar contra el narcotráfico, una actividad que está vinculada al sabido propósito de Perú Libre de limitar la erradicación del cultivo de hoja de coca. ¿Será posible, por ejemplo, que se emita una orden de captura contra Vladimir Cerrón sin que este se entere primero? ¿O la captura de Arturo Cárdenas, “Pinturita”, y los otros cuatro integrantes de la cúpula de “Los Dinámicos” que ha ordenado la Fiscalía? Así como Juan Cadillo en el Minedu era incómodo a los intereses del gobierno, Luis Carrasco podría haber establecido algunos límites a los oscuros objetivos de Cerrón, Bermejo, Bellido y la banda criminal que los secunda.

La entrega del Ministerio del Interior a Cerrón por parte de Castillo es la demostración del poderoso pacto que ambos mantienen. Barranzuela está descalificado para el cargo y Mirtha Vásquez lo sabe, pero ha preferido cargar con ese muerto con tal de ejercer el poder que tanto le apetece y que desnuda la falsa imagen de moderación que pretende mostrar.