Cómo habrá sido de mala la norma que la semana pasada dio el Congreso para autorizar la circulación de taxis colectivo en todas las ciudades del país menos Lima y Callao, que en Arequipa un grupo de legisladores que votó por este mamarracho, ahora está pidiendo que la Ciudad Blanca también quede fuera de esa ley que es todo un atentado contra el orden vehicular, la seguridad ciudadana y el bienestar de la gente en tiempos de pandemia.

Si bien los colectiveros y sus congresistas dieron esa patética norma con los votos de una gran mayoría, entre ellos los de Edgar Alarcón (UPP), Rosario Paredes (AP) y Daniel Oseda (Frepap), estos mismos legisladores arequipeños, a los que se ha sumado José Ancalle (FA), quien al menos se abstuvo de votar, ahora piden dar marcha atrás luego que gremios profesionales y transportistas formales pusieran el grito en el cielo, al igual que las autoridades locales.

Acá tenemos, pues, una muestra de cómo se manejan las leyes en el Congreso. Votan nomás y cuando se dan cuenta que metieron la pata, se tiran para atrás. Maravilloso nuestro Poder Legislativo. Pero en fin, qué se puede esperar de un Parlamento donde un grupo importante de congresistas es manejado por un personaje como José Luna, dueño de Podemos Perú y de una universidad no licenciada, ahora convertido en promotor de la irresponsable automedicación, aunque luego haya dado marcha atrás.

Sí, a este señor no se le ocurrió nada mejor que difundir en redes sociales un “Protocolo para tratamiento de COVID-19” para hacer frente a la enfermedad, a través de cartillas con su nombre y, obviamente, el logo de su partido. Como si fuera médico, dio sus “recetas” y las dosis que debían tomar los contagiados. ¿Quién detiene esto? ¿Ese caballero cree que puede hacer lo que le dé la gana con la salud de los peruanos para ganar algunos votos en las próximas elecciones?

Con gente así vamos por muy mal camino, y más aún en medio de esta tragedia. El Perú está en una severa crisis de salud, social y económica de la cual costará muchísimo salir y personajes como los descritos líneas arriba, no aportan y más bien se convierten en un problema. El populismo y el afán por los votos están rebasando la política, y eso es muy delicado con miras a las elecciones generales del próximo año.

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