El Ministerio de Transportes y Comunicaciones ha emitido ayer un comunicado contundente y muy pertinente respecto a la actitud del alcalde de Lima, Rafael López Aliaga, que como sea quiere poner a circular entre Chosica y el Callao, unos trenes donados por una empresa de Estados Unidos, a pesar de que por ahora no existen las más elementales condiciones normativas ni técnicas para tal fin.
El comunicado ha calificado las actitudes de López Aliaga como un “comportamiento agresivo y ordinario” y no le falta razón, pues ahora que el burgomaestre quiere dejar el cargo para postular a la Presidencia de la República, ha emprendido una campaña de absurdas críticas y diatribas contra aquellos que cuestionan su empecinamiento por poner a operar los trenes cuando no hay rieles en buenas condiciones, paraderos, cruces ni señalización.
Nadie en su sano juicio podría oponerse a que la ciudad cuente con un servicio de transporte digno de seres humanos entre el este y el oeste de Lima, que sea una alternativa moderna y segura a las infames combis y micros. Pero las cosas no pueden hacerse con cálculo político, sin tener en cuenta los criterios legales y técnicos.
Los arrebatos y los apremios propios de las campañas electorales no son buenos consejeros para una buena gestión pública.
Un poco de mesura no lo vendría bien al alcalde, y más aún si aspira a postular a la Presidencia. Se necesita eficiencia, seriedad y respeto por la normatividad, no insultos ni show.