Desde hace tiempo muchas voces críticas repiten una y otra vez que la presidenta Dina Boluarte escoge muy malos ministros, pero no, se equivocan. La mandataria ha elegido con precisión y maestría a cada uno de los actuales titulares de carteras. La “mejor” muestra de eso es que ningún miembro de su gabinete, ni uno solo, ha mostrado su rechazo al escandaloso incremento de sueldo presidencial en más del 120% y ha presentado su digna carta de renuncia antes de avalar este despropósito.
No serán buenos ministros, al menos la gran mayoría, lo sabemos todos, pero sí son leales y capaces de chamuscarse de por vida al salir a defender un incremento de sueldo presidencial que es indefendible y casi una inmoralidad. Y eso es lo único que parece importarle a una jefa de Estado que no busca capacidades ni talentos, sino gente dispuesta a inmolarse y hacer malabares verbales delante de las cámaras de televisión a fin de tratar de hacer digerible ante los ciudadanos, una medida que rechaza todo el país.
No deja de ser cuestionable que antes de anunciarse formalmente el aumento de sueldo para la presidenta Boluarte, desde el Poder Ejecutivo han venido haciendo acrobacias y papelucheos para ocultar este asunto que un poco más y es tratado como “secreto de Estado” ante la prensa, todo para que finalmente el premier Eduardo Arana; y el ministro de Economía y Finanzas, Raúl Pérez Reyes, salgan a decirle al país que, en efecto, la mandataria pasaría a ganar en julio de 15 mil 600 soles a 35 mil 500 soles.
Un presidente del Perú debe ganar un sueldo decoroso que le permita cubrir sus gastos personales y familiares con total tranquilidad, sin angustias que distraigan su ejercicio del poder. Pero resulta siendo una bofetada a los peruanos, sobre todo a los más pobres, que el incremento se lo haga precisamente la mandataria más impopular que hemos tenido en nuestra historia. Es decir, realiza una mala gestión, pero ella misma se aumenta el salario a más del doble con el aplauso de todos sus ministros.
Hasta ayer por la tarde, había al menos cuatro proyectos en el Congreso para sacar una ley que deje sin efecto el decreto supremo que formaliza el incremento de la remuneración presidencial, que cómo será de escandaloso e indefendible, que incluso bancadas que suelen ser rivales parecen estar unidas ahora para jalarle la alfombra a la mandataria y a sus ministros que han hecho suya una medida que no hace más que calentar más la calle y generar un rechazo mayor hacia una administración para el olvido.